Y puede que te preguntes, ¿quién es Arantza y por qué me quiere contar a mí esto?

Empecemos por el principio. Soy zaragozana, y como buena maña, muy cabezota. Vamos, de las que se propone algo y no para hasta que lo consigue. Y eso es bueno y malo. Bueno si tienes objetivos muy claros. Malo si no los tienes tan claros. He estado en esta segunda situación, y te aseguro que es un agobio. Es como correr una maratón sin rumbo fijo. Y claro, así no se llega a ningún sitio. Por suerte, desde hace ya unos años estoy en la primera situación. Tengo claros mis objetivos y voy a por ellos. Y para eso, me trazo un plan y lo sigo con "cabezonería".

Me formé en Administración y Dirección de Empresas y también en Economía. He estado dos veces de Erasmus, una en Bruselas y otra en Pau (Francia). Además soy coach certificada. Y, lo que más me gusta, exploradora de la vida. ¡Me encanta exprimirla!

Trabajé muchos años como analista de negocios en dos multinacionales, General Motors y Tetra Pak. 

Y siempre he sido inversora. Primero, de adolescente, acompañando a mi madre a hacer sus inversiones inmobiliarias. Ella era quien invertía en nuestra familia, una mujer avanzada. Su objetivo, que el dinero quedara en la familia y no se gastara en cosas innecesarias. Así tendría la espalda cubierta, pasara lo que pasara.

Con 25 años compré mi primera casa. Sobre planos. Fué bonito verla "crecer" y soñar con vivir en ella. Sin embargo, poco después de que la casa estuviera construida, mi vida dió un giro inesperado. Encontré trabajo en Alemania. Me fuí. Y mi casa la alquilé.

En Alemania me casé, adquirí mi primer fondo de inversión, y lo más bonito de todo: tuve mi primera hija. Desde el principio sentí que quería educarla y verla crecer. Así que reduje mi jornada al 60%. Una maravilla. Sin embargo, un día, una vez más, mi vida cambió. Mi marido aprobó una plaza tenporal en una agencia de la Unión Europea en Alicante y decidimos trasladarnos. Me despedí de mi trabajo pensando que en España encontraría algo "aceptable". Pero mis requisitos eran claros: No quería salir de la oficina más tarde de las 16h para poder recoger a mi hija del cole. Y quería un sueldo acorde a mi formación y a mis conocimientos y experiencia. Posiblemente no te sorprenda saber que no encontré ningún empleo de mi especialidad que cumplieran esos requisitos tan "exigentes". El mercado laboral era todavía bastante inflexible con estos temas de horarios. Y qué decir de los sueldos en España.

En mi opinión, situaciones como las que yo viví nos afectan de manera más negativa a las mujeres que a los hombres... pero esta es una discusión para otro día ;-)

En Alicante tuve a mi segundo hijo. Cuando mi niño tenía 3 años, el contrato de mi marido finalizó. Y nos trasladamos a La Haya, donde su siguiente trabajo le estaba esperando. Para entonces la idea de "ponerme por mi cuenta", hacer lo que me gustara, y ser libre de elegir mis horarios de trabajo ya rondaba por mi cabeza. Pero no me sentía segura ni sabía como hacerlo. Al llegar a los Países Bajos, empecé a estar muy baja de moral e incluso a veces me desmayaba de la angustia que sentía. Fué muy fuerte. Sentía que mi rutina y mi vida "normal" se habían roto. Estaba mal. Así que decidí empezar un camino de desarrollo personal y profesional que me llevó, no sólo a conocerme desde dentro, sino también a encontrar la motovación, la fuerza y el foco para emprender. Y eso sin dejar de invertir puesto que la inversión forma parte de mi vida. El camino ha sido largo, pero hoy, desde Bruselas (como ves me volví a trasladar), estoy feliz de cumplir mi propósito: acercar la educación financiera a las mujeres, para que el dinero no sea un obstáculo para lograr la vida que quieren, aunque no hayan invertido nunca. Y lo hago a través de recursos gratuítos, como los que voy dejando aquí de vez en cuando, mis posts en LinkedIn y con cursos y mentorías tanto individuales como grupales.